MANEJO DE INHALADORES: ¿INSPIRAR O ESPIRAR? ESA ES LA CUESTIÓN


Actualmente, la mayoría de los medicamentos destinados a tratar patologías respiratorias, como el asma o la enfermedad obstructiva crónica, se administran por vía pulmonar. Los inhaladores farmacéuticos son los dispositivos necesarios para poder hacerlo y, pese a que casi todos sus usuarios creen utilizarlos correctamente, numerosos estudios recientes subrayan que en torno al 50% de los pacientes cometen errores en su manejo.

Esto supone un desafío en términos de educación sanitaria: la administración de estos medicamentos se produce por inhalación a través de la boca y la técnica de inhalación determina la eficacia terapéutica del tratamiento. Una técnica incorrecta aumenta el riesgo de reacciones adversas y de complicaciones de la patología respiratoria.

Fundamentalmente existen dos tipos de dispositivos de uso domiciliario para la administración pulmonar de medicamentos: inhaladores de cartucho presurizado e inhaladores de polvo seco (Figura).
Ejemplo de inhalador de cartucho presurizado (izquierda) y ejemplo de inhalador de polvo seco -tipo multidosis- (derecha).

Los inhaladores de cartucho presurizado contienen el fármaco disperso en un gas licuado, que es el responsable de la formación del aerosol. En su día, se convirtieron en los primeros inhaladores ambulatorios portátiles. Son multidosis y con cada pulsación liberan una dosis de fármaco. Requieren de coordinación entre la pulsación sobre el inhalador y la inspiración, a fin de coordinar la salida del medicamento con la entrada en las vías respiratorias. Esto puede resultar complicado para algunos pacientes, especialmente para niños y ancianos. Para solucionar esta dificultad, estos inhaladores se pueden utilizar con cámaras espaciadoras, que aumentan la distancia entre el cartucho presurizado y la boca del paciente. De este modo, tras la pulsación sobre el inhalador, el aerosol formado queda en el interior de la cámara, lo que permite un retraso en el inicio de la inspiración, que no requiere coordinarse con la activación del dispositivo. Sin embargo, el tamaño de estas cámaras limita su portabilidad.

Los inhaladores de polvo seco son dispositivos accionados por una inspiración profunda del paciente que surgen como alternativa a los de cartucho presurizado al no precisar de coordinación entre la pulsación del dispositivo y la inspiración. Así, estos dispositivos están diseñados para que sea el esfuerzo inspiratorio del paciente el que produzca la formación del aerosol, por lo que no requieren la utilización de gases licuados. En la actualidad, se han convertido en los sistemas de administración pulmonar más utilizados, especialmente en pacientes jóvenes con vida activa y buen nivel cognitivo. Dependiendo de si el fármaco se encuentra previamente dosificado o no, se distinguen distintos tipos de inhaladores de polvo seco: sistemas predosificados unidosis (el fármaco se encuentra en una cápsula de gelatina), sistemas predosificados multidosis (el fármaco se encuentra en los alveolos de un blíster) y sistemas reservorio (que incorporan un dispositivo dosificador).

La técnica inhalatoria será diferente según el tipo de dispositivo, pero existen algunos pasos comunes, como son: 
  1. Colocarse en posición erguida para permitir la máxima expansión torácica.
  2. Preparar el dispositivo según el tipo y destaparlo.
    • Para inhaladores de cartucho presurizado hay que agitar el dispositivo antes de usarlo para conseguir una mezcla homogénea y colocarlo en forma de L, con la boquilla hacia abajo y la válvula hacia arriba. En el caso de que el dispositivo se use con cámara espaciadora, hay que acoplarla a la boquilla.
    • Para inhaladores de polvo seco unidosis hay que colocar la cápsula en el orificio previsto para ello y romperla apretando el pulsador correspondiente; para los dispositivos multidosis hay que cargar la dosis perforando el alveolo; y para los inhaladores tipo reservorio hay que hacerlo con un dosificador. Una vez cargada la dosis, no se debe agitar el dispositivo ya que se perdería polvo.
  3. Hacer una espiración lenta y profunda lejos de la boquilla. Especialmente en los inhaladores de polvo seco, la espiración inadvertida del paciente sobre el dispositivo puede conllevar pérdidas de la dosis.
  4. Colocar la boquilla entre los dientes y cerrar los labios alrededor, dejando la lengua apoyada en el suelo de la boca con el fin de evitar al máximo la obstrucción del flujo aéreo. Realizar entonces una inhalación, que será distinta según el dispositivo:
    • Los de cartucho presurizado no precisan un flujo inspiratorio alto, por lo que los pacientes deben inhalar de forma lenta y constante para reducir el depósito de partículas en boca y garganta, accionando el dispositivo al comienzo de la inspiración.
    • Los de polvo seco precisan que los pacientes tengan un flujo inspiratorio alto por lo que deben inhalar de forma rápida y profunda para generar la corriente de aire capaz de formar el aerosol de fármaco. Con estos dispositivos se puede realizar una segunda inhalación para aprovechar todo el medicamento y asegurar el vaciado de la cámara.
  5. Retirar el dispositivo de la boca tras completar la inspiración y aguantar la respiración (apnea post-inhalatoria) durante 10 segundos para facilitar el máximo depósito del fármaco y reducir la cantidad de dosis que se exhala durante la espiración.
  6. Expulsar el aire lentamente por la nariz. 
  7. Cuando se requiera una segunda dosis esperar al menos 30-60 segundos respirando normalmente antes de la repetición de los pasos anteriores. Con inhaladores de cartucho presurizado, esperar 1-2 minutos para que recupere la presión.
  8. Retirar la cápsula vacía (en inhaladores de polvo seco unidosis) y cerrar el inhalador.
  9. Enjuagarse la boca (sin tragar) con agua para eliminar los restos del fármaco y minimizar el riesgo de efectos adversos.
  10. Limpiar el dispositivo.
Como se ha visto, es importante destacar el papel de la educación sanitaria acerca del manejo de estos dispositivos para conseguir optimizar los tratamientos por vía pulmonar, bajo la premisa de que el inhalador más caro y menos eficaz es siempre aquel que no se utiliza correctamente.

Referencias bibliográficas

1. González-Robayna M, Montejo C, Gil M. Evaluación de la técnica inhalatoria y la adherencia al tratamiento con inhaladores en farmacia comunitaria. Pharmaceutical Care España; 2019;21(1):41-64.

2. Gumiel I, Sánchez-Guerrero A. Atención farmacéutica a pacientes en tratamiento con inhaladores. Panorama Actual del Medicamento; 2019;43(427):1162-1166.

3. García-Cases S, Caro I, Aguinagalde A, Gaspar M, Márquez JF. Dispositivos y guía de administración vía inhalatoria. Rev OFIL. 2017;27(1):31-46.

4. García-Cases S, Caro I, Aguinagalde A. Dispositivos y guía de administración vía inhalatoria. Documento elaborado por: Grupo de Productos Sanitarios de la SEFH; 2017.

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